martes, 20 de octubre de 2015

"DESDE LA CERCANÍA" Último libro de José Tarrazó Durá

        DESDE LA CERCANÍA  de José Tarrazó Durá

                                  Otra vez tengo la
oportunidad y el honor de hacer una reseña de un nuevo libro de José Tarrazó,
con una experiencia doble, aparentemente contraria, de sencillez, familiaridad
y cercanía, por una parte, ya que el conocimiento del autor y de su obra más la
amistad que nos une desde hace muchos años, me permite tal aproximación; pero
por otro lado, con dos lecturas que llevo de la obra me parece un pozo sin
fondo en el que descubro más y más matices de los que creía haber percibido,
más profundidad de la que aparenta la antedicha sencillez. Su magia está en
fusionar ambos aspectos.

              A veces
comento que en el presente y en el futuro tenemos dos grandes retos con la
expresión hablada y escrita: tratar los temas y las ideas con más profundidad
de lo que la superficialidad actual nos está ofreciendo y hacerlos asequibles a
la comprensión de todos, que el lenguaje esté impregnado de esa suavidad
aceitosa que se introduce en nuestros corazones y nos despierta y motiva a una
acción inteligente y amorosa, que sea útil para nosotros y para los demás.

            Creo que la
obra de Pepe, junto a la de otros autores, está cumpliendo tales propósitos. En
el siglo XIX tuvimos a Blavatsky, que nos ofreció una información sobre el ser
humano, la naturaleza y el cosmos para ser asimilada durante décadas o siglos.
Ella fue ampliada, explicada y profundizada el siglo pasado por la obra de
Alice A. Bailey, la cual, a su vez, lo fue por la de Vicente B. Anglada. Estoy
seguro de los efectos beneficiosos que han producido y siguen produciendo en la
conciencia de muchos seres humanos. Pero también tenemos el hándicap de la
frecuente intelectualización de dichos conocimientos, sin un comportamiento
ético y humano que los materialice en la vida personal y social de sus
receptores. Por ello, está apareciendo, y así seguirá, una nueva forma
literaria que complemente a la anterior, que facilite a más destinatarios su
necesaria transformación expansiva de sus conciencias, que nos promueva la
actualización de nuestros potenciales espirituales por derecho de evolución y
para cambiar en lo posible el rumbo de la actual crisis planetaria.

            Al
principio, en el Exordio de la obra que comentamos, Pepe nos ofrece una
analogía entre un árbol con sus hojas, ramas y tronco, con 10 variedades de
frutos y los 10 capítulos de la misma. “Pero
cuando se hallen a la sombra de este hermoso árbol con todos sus frutos nacidos
desde lo más profundo de mi corazón, les invito a la degustación del capítulo
que más les guste; pero para poder apreciar la luz y los rayos del sol a través
de las ramas y que queden impregnados de la Madre Naturaleza, les invito a que
la lectura sea pausada, tranquila y meditativa”.
El autor nos explica al
principio algo muy evidente: nuestra vida está fragmentada y para ajustarla y
armonizarla nos puede ayudar mucho la reflexión y la buena lectura, “una lectura sosegada nos alimenta el Alma y
nos despierta el espíritu, por darle una denominación realista, es la higiene
interior de cada individuo”. . . . “Seguir el sendero de la verdad no es nada
fácil, pues el camino de la vida está lleno de complicaciones y éstas, somos
los individuos los que las maquinamos en nuestras mentes; son las ilusiones
irrealizables las que nos crean toda clase de tropiezos”.

            Un mensaje
muy importante que Pepe nos ofreció en una obra anterior (“La Sencillez de la
Sabiduría”), aunque no es nuevo, es que la sabiduría, las dimensiones profundas
de la vida pueden darse en personas sencillas, de las que el vulgo considera
que “no tienen cultura”, en personas de campo o no intelectuales. Creo que esto
lo vamos a ver cada vez más. En el primer capítulo (“Las corredurías del
vendedor ambulante”) nos relata cómo un vendedor traba conversación con
clientes, incluso amistad, ofreciendo consejos o expresiones sabias que, desde
la honestidad de sus intenciones, pueden ayudar psicológicamente a las
necesidades de cada persona. Dicho vendedor se toma tiempo para reflexionar y
preguntarse sobre el desarrollo de su vida, para abrirse a un silencio interior
que permite seguir un humilde  y sencillo
camino hacia la verdadera espiritualidad que es creativa y transformadora. El
autor aprovecha esta reflexión para recordarnos que en un lejano futuro vendrán
nuevas generaciones (en nuevas razas) que serán la esperanza positiva para ese
cambio que tantos deseamos y con el que nos ilusionamos. Dicho vendedor es
calificado de “Gran Maestre”, alguien que destila sabiduría (luz más amor),
pero que, como humano que es, sigue aprendiendo de la vida, de la naturaleza,
de cada acto de servicio que ofrece desinteresadamente a los demás. “Los libros y los conocimientos estudiados no
sirven para nada si no tienes humildad y paciencia, si no miras a tus
semejantes como lo que son: ALMAS”.

            En el capítulo 2 (“El viaje y su
retorno”) nos insiste en algo común en su obra: la ética: “Esa ética social por la que abogo, es la ética de la comunicación, la
que nos tratemos como lo que somos, seres humanos coherentes en el raciocinio
de seres pensantes y equitativos, y no como las sombras del mal” . . .
Nos
habla de la necesidad que tenemos de forjar nuevas formas en nuestras mentes,
crear nuevas ideologías más eficaces para evitar o castigar la corrupción y
crear una sociedad diferente. Al igual que en ocasiones anteriores, Pepe  subraya la indispensable e ineludible
necesidad de instaurar una verdadera ética individual y social para
contrarrestar esta nuestra sociedad en la que prima tanto el egoísmo. Aunque
pensemos que esto ya lo sabemos, es útil y bueno que se nos refresque la
memoria con argumentos coherentes y fundamentados.

            El Capítulo
3 (“Vivir en la Naturaleza”) vuelve a destacar la importancia que la naturaleza
tiene en nuestra vida física, psicológica y espiritual. Pero en esta ocasión Pepe
va más lejos al ofrecernos algunos detalles muy evidentes, aunque se nos escape
a nuestra atención, para reconocer la mano divina expresándose con una
inteligencia y sabiduría que nos trasciende.

            En el Capítulo
4 (“Un océano de dudas”) nos plantea que para conseguir ser más felices “Se requiere firmeza, estabilidad,
convencimiento de aquello que hagamos y no estar en ese océano embravecido de
titubeos que nos amargan la existencia y la de los demás que se hallan a
nuestro alrededor”.
Pepe suele ser muy crítico con la “falsa
espiritualidad”, con sus espejismos gestados por la mente intelectual que
siempre se apropia y manipula lo puro, contaminándolo con sus falsas sombras.
Llama filosofía a la conducta ética de los seres humanos: “ser humilde y compartir con los demás aquellas cosas que puedan
enriquecer el espíritu de los demás”.

            El Capítulo
5 (“El valor de afrontar la vida con alegría”) nos recuerda la importancia de
vivir la vida con alegría y eliminar el pesimismo. “Los individuos no podemos quedarnos en una choza, tendremos que
expandir nuestro espíritu a toda la humanidad, quedarnos con nuestro pequeño
conocimiento es puro egoísmo: demostrar que sabemos más que los demás,
petulancia, soberbia y altanería, y la sabiduría es humildad y servicio”. . .
.  “Todos tenemos que descubrir el valor
creador que poseemos, acrecentarlo, pues las cosas valiosas deberemos
compartirlas; si poseemos un tesoro y dejamos que se pudra enterrado, estamos
haciendo un flaco servicio a la humanidad”.

            En el Capítulo 6 (“Relaciones
humanas”) nos dice que todos necesitamos y vivimos, más o menos, mejor o peor,
unas relaciones humanas. En algún grado o medida las necesitamos, y ahí es
donde solemos manifestar fundamentalmente lo que llevamos dentro (bueno o
malo), nuestras tendencias. Gran parte del sufrimiento humano se vive en las
relaciones, y éstas se extienden sin saber hasta dónde alcanzan sus efectos. “Somos totalmente responsables de nuestros
pensamientos, y por ende todo cuanto nos ocurra no podemos pasarle la patata
caliente a nuestro vecino; hace mucho tiempo que sufrimos una gran crisis, pero
ésta nace en particular de cada individuo y se extiende en la colectividad,
¿qué hacemos para evitar que esta crisis no se perpetúe?”. . . . “Existe un
gran divorcio entre lo que pensamos y hacemos, entre los descubrimientos de los
grandes creadores y la rutina de las masas; pensar juntos y obrar
colectivamente nos daría a la sociedad el crear otro tipo de vida más
armoniosa”.

            En el Capítulo 7 (“Una Crisis
mundial nos afecta  a todos”) trata de un
asunto muy importante en el que estamos implicados todos, pues sabemos que todo
lo actual está en crisis, lo sepamos o no, queramos saberlo o no. Pero ello no
es asunto sólo para tertulias o esporádicos comentarios en los que damos rienda
suelta a nuestras quejas y críticas. Las crisis no nacen de la nada. Somos los
seres humanos los que las creamos, gestándolas y alimentándolas con nuestro
egoísmo colectivo, expresado en “la
avaricia o el deseo de lucro, es una pasión universal que opera en todas las
épocas, en todos los lugares y sobre todas las personas” . . .
lo cual
afecta sobre todo a los más débiles y menesterosos de la sociedad.
            El autor,
con el apoyo de citas de otros filósofos profundos, nos advierte de un posible
futuro oscuro y desastroso, consecuencia de una crisis irresuelta, no
adecuadamente abordada, debido a nuestro egoísmo e ignorancia. “La proximidad de cada nueva obturación es
siempre señalada por cataclismos de fuego o de agua”. “Así pues ha quedado
constancia de que los atlantes fueron destruidos por el agua; lo que ellos son
ahora, nosotros lo podríamos ser algún día, pues la ley de los ciclos es una e
inmutable”.
            Pepe dedica una referencia a
Mijail Gorbachov, al que conoció en 1965 en Ginebra, sintetizando algunos de
los proyectos, ya estén en marcha o pendientes para el futuro, pero que
incluyen cambios globales de actitud para salir de las crisis y hacer camino en
la construcción de un mundo mejor.
            Los políticos actuales no pueden desconocer
cuál necesaria es la humanización en la política en su conjunto, esta debe ser
la fragua donde se forje una sociedad más equilibrada, donde los humanos
lleguemos a un entendimiento con el diálogo”. . . “las masas siguen siendo
víctimas del control de la autoridad, y permanecen relativamente irreflexivas e
inhábiles”.
Pero también el autor nos señala o apunta de modo muy general,
pero eficaz, profundo y útil, hacia dónde está la solución psicológica (humana)
a la que todos podemos contribuir: “¿Podemos
dejar la mente en blanco y que repose, que descanse y se llene de unas nuevas
energías? Es solamente un cerebro que no se halle ocupado el que puede percibir
algo nuevo, un cerebro libre, dotado de una vitalidad que conectada al corazón
nos libere de esa casa loca, llena de trastos ruidosos”.

            El Capítulo 8  (“Pinceladas sobre la Inquisición y los
españoles”) nos sumerge durante unos momentos en una zona-época oscura de
nuestra historia no muy lejana, en donde en nombre de lo más sagrado se
cometieron los más horribles crímenes y maldades dentro de una locura
esquizofrénica desmedida, con la consiguiente despersonalización de lo
mínimamente humano. “Todos aquellos que
luchan en nombre de no importa qué dios o religión, van contra la naturaleza
divina y humana; pues sólo el amor y la compasión son los artífices de una
convivencia pacífica entre los seres humanos”.
Pepe ahonda en la “oscura
filosofía” de aquellos que durante unos siglos coaccionaron la libertad de conciencia
de muchos seres con la tortura. Hoy día continúa dicha filosofía con una
“psicología más refinada”. Es una advertencia para que tomemos nota, pues las
formas mentales de aquel pasado oscuro perduran de modo invisible pero activo e
influyente. “¿Cuán poco hemos avanzado en
las relaciones humanas? Mientras por otra parte las sectas seudo-religiosas y
sus gurús están vendiendo la salvación a los ignorantes, ¿no estaremos
reproduciendo las semillas de los inquisidores? Ha llegado la hora de denunciar
a quienes desde sus despachos estando bien acomodados no hacen nada y miran en
dirección opuesta a los problemas que acaecen en estos momentos y que son
desgarradores, inhumanos, faltos de un rigor ético; de esto que está pasando
somos todos copartícipes por nuestra dejadez, por nuestra comodidad y por
nuestra indiferencia, por la falta de conciencia”.

            Estos últimos comentarios,
enlazan, por similitudes, con lo descrito en el último capítulo 10 (“Los Seres
de las Sombras”) en donde sin decir ningún nombre (como es lógico) Pepe apunta
a aquellos seres poderosos que, con sus disfraces diversos (políticos,
economistas, religiosos, etc.), están frenando nuestro proceso evolutivo, causando
toda clase de males y desgracias, pues carecen de conciencia y sensibilidad
ante el dolor y sufrimiento humanos. “La
soberbia de los Atlantes esparció las semillas de los seres de las sombras,
llamados M, que se han perpetuado en todo el Planeta y que fueron los causantes
de toda clase de males”. . . “se han introducido en todo el tejido de la
sociedad; dominaron en tiempos de la Atlántida y a posteriori, como lo están
haciendo ahora por desgracia”. . . “Ciertamente, los seres M entablan
conversaciones y adoctrinan a las personas, cuando más influyentes mejor:
artistas, políticos músicos, directores de bancos, o sea, adinerados; así
dominan todos los aspectos de la sociedad, . . han tenido un dominio de las
distintas religiones, todo el tejido social está controlado por los seres de
las sombras M”.
Sin más comentarios: No es cuento.

            En
síntesis. Consejos que podemos extraer de lo leído en esta obra, y a lo que
seguro nos apuntamos todos:
·   
Debemos prestar más atención a todo, vivir el
presente, el ahora, expandir nuestra conciencia todo lo que nos sea posible.
·   
Vivir con Ética, lo que incluye ser honestos y
amarlo todo.
·   
No despreciar a nadie. Ser humildes, pues la
sabiduría está en todas partes, se podría encontrar en aquel ser que menos
imaginamos.
·   
Vivir con Alegría.
·   
Aprovechar, además de los físicos, los dones
psicológicos y espirituales que nos ofrece gratis la Naturaleza.
·   
Reconocer que las grandes Crisis las creamos
entre todos.
·   
Depurar la verdadera Espiritualidad.
·   
Despertar nuestra responsabilidad con la
sociedad y con el mundo en que nos encontramos. Ser útiles y aportar todo lo
posible de lo bueno que llevamos dentro.


            En definitiva: Podemos pensar que
estas informaciones o consejos ya los sabemos, pero debemos preguntarnos: ¿los
aplicamos ya? ¿los estamos materializando? ¿estamos en camino de cumplirlos?
¿está nuestra conciencia libre de acuerdo con todo esto o con alguna parte?
¿cuándo empezamos?


                                                                                             Rafael Mateu Sanz

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